miércoles, 11 de abril de 2018



Era una noche oscura de lluvia y niebla,
un tren se arrastraba contra el viento dirección norte,
el abismo se cernía tras la ventana
pero ella no tenía miedo.

Con una mano apoyada en el cristal
y la otra sobre sus piernas,
contemplaba las gotas de agua
deslizarse hacia el vacío;

y cuando el móvil temblaba,
una vorágine de letras provocadoras
acudían a su mirada.

viernes, 8 de febrero de 2013


Las flores se van a secar…
la ropa pronto olerá mal..
El polvo se sigue acumulando
en su pequeña y eternizada habitación,
las fotos se continúan debilitando 
por la humedad del futuro invierno…

Las velas se consumen como las ansias de su corazón,
un amasijo de huesos y sangre 
se retuerce entre las sombras de la tarde,
todo se va oscureciendo…
Todo debería ser radiante sobre esa cama
pero sólo siente la podredumbre del día,
los gritos asustados de las muchedumbres enloquecidas 
que se lanzan al vacío de una vida,
las ilusiones quebradas…
(no hay nada más allá de uno mismo)

Incluso poner los pies en el suelo le supone una agonía…
Comer es impensable…

El polvo de los cristales oculta la lenta muerte de los árboles,
el otoño acabará con ellos y quizás también con él…
Asesinará la inmunda cárcel 
donde desapareció con sus temores y sus fracasos,
con sus esperanzas y sus sueños, ahora, olvidados.

Las arañas desean vivir entre sus negros cabellos,
Será porque su mirada parece tan débil 
tras noches sin dormir y días sin vivir…
Cualquiera lo confundiría con un muerto
en su jardín de fantasmas y quejidos.

Y su mundo se sigue oscureciendo,
su tiempo agotando sin consuelo,
ya sólo sabe pensar en el miedo ante la siguiente hora,
en el dolor ante otra semana tan enfermiza como la anterior…

Nadie piensa en él o no quiere escuchar las miradas,
y la tarde se despoja de la luz…
Las hojas se silencian como hizo él hace décadas,
y sólo queda una pared blanca y una mente abrupta y desolada.

Debería endulzar este horror con vino y con suicidios.

Jesús Rodríguez
Heidelberg, 27-10-2011

jueves, 24 de noviembre de 2011

Año tras año, el mismo dolor intensificado.

No más. No más.
Sólo me retuerzo entre la nada.
Sólo me suicido lentamente revolcándome en el vacío.

Nada cambia, ni aquí ni allí,
sigo siendo el mismo cadáver enredado entre las zarzas.

Ante la ventana, lagrimea el paisaje cubierto de niebla. (Hermann Hesse).

jueves, 4 de noviembre de 2010

¡Maldita hora en que nací! ¿Por qué tengo que haber aparecido aqui? ¡Quiero no haber existido nunca, que me mates, que reviente, que vuelva el pasado y no nazca jamás!
¡Maldita la hora en que nací! sólo hay soledad, intranquilidad, ansiedad y cobardía, ¿por qué es tan difícil matarse? no quiero ver el sol ni un día más, ni volver a eyacular ni a soñar ni a conocerte, por cierto, esto es la guerra y si sigo vivo morirás.
Nunca quise venir aquí y ahora no sé como desaparecer...iré con mi agresiva pasividad a tu encuentro, a mi encuentro, y nada bueno ocurrirá...
Sólo quiero no haber nacido, ¡tan complicado es hacerlo real!
Moriré...y quizá antes mueras tu también...
¡Maldita la hora en que me nacisteis! ¿Qué puedo hacer con mis horas? ¡La guerra!
y nada más...
Temedme, voy a por todos.

sábado, 2 de octubre de 2010

tras tanto tiempo...

y es que no se puede hacer nada con la vida por mucho que se intente; cambian los colores, el escenario, la música... pero tu vida eres tu, con tu soledad, tu conciencia, tus vacíos... y llega un momento en que no diferencias las sonrisas del llanto, ni la emoción del aburrimiento, en que todo el mundo es la misma persona y todas las ciudades la misma cloaca señorial; y llegan las nubes y luego el cielo azul, y anochece y jamás sale el sol.
¡Que horror cada vez que lo pienso!
aquí, otro día más...vosotros y,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,, yo.