lunes, 20 de abril de 2009

Cuando nada puede ir peor...

Con qué rapidez envejeces
cuando te roban tus sueños,
con cuánto dolor
ves marchitarse tu vida
en plena juventud,
desde el oscuro refugio
de tu inutilidad
imaginas rayos de Sol iluminando,
tras la niebla espesa,
la fría ciudad,
y piensas que todo es mentira,
y sientes que todo es verdad,
cierras los ojos y caes
en un lago helado,
en una monotonía temblorosa
que refleja flores y sonrisas
en su superficie,
mientras tú desciendes más y más
en la podredumbre
del día apagado
y te ahogas en silencio
en el veneno dorado
de tus melancólicas ensoñanciones

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