"Tres de la mañana. Percibo este segundo, después este otro; hago el balance de cada minuto.
¿A qué viene todo esto? A que he nacido.
De cierto tipo de vigilias viene la inculpación del nacimiento."
"No corremos hacia la muerte; huimos de la catástrofe del nacimiento. Nos debatimos como sobrevivientes que tratan de olvidarla.(...) Nos repugna, es verdad, considerar el nacimiento una calamidad: ¿acaso no nos han inculcado que se trata del supremo bien y que lo peor se sitúa al final, y no al principio, de nuestra carrera? Sin embargo, el mal, el verdadero mal, está detrás y no delante de nosotros. (...) Y antes que la vejez y que la muerte, sitúa el nacimiento, fuente de todas las desgracias y de todos los desastres."
"Sé que mi nacimiento es una casualidad, un accidente risible, y, no obstante, apenas me descuido me comporta como si se tratara de un acontecimiento capital, indispensable para la marcha y el equilibrio del mundo".
"Desde la infancia percibía ya el deslizarse de las horas, libres de toda referencia, de todo acto y de todo acontecimiento, el desglose del tiempo de lo que no era tiempo, su existencia autónoma, su estatuto particular, su imperio; su tiranía. Recuerdo con perfecta claridad aquella tarde en que, por vez primera, frente al universo vacante, yo era solo una fuga de instantes rebeldes que se negaban a cumplir su función propia. El tiempo se desprendía del ser a mis expensas."
"Me gustaría ser libre, inimaginablemente libre. Libre como un ser abortado."
jueves, 22 de enero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario