Parece que me estuviera prohibido el día,
me asomo a la ventana y veo el mundo amaneciendo
lejos de mí, a miles de años luz de distancia,
el cielo cada vez más azul,
las montañas cada vez más resplandecientes,
la vida a cada segundo más misteriosa;
derrotado, vuelvo a mi cama de hospital,
a mi mundo enfermo,
me cobijo en la tristeza de mi ánimo maldito
y fantaseo con las sonrisas,
con los besos, las caricias...
Todo lo que mi mente herida anhela
son desgarraduras,
deshacer los pensamientos
y nacer de nuevo.
viernes, 23 de enero de 2009
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